lunes, 28 de junio de 2010

NO A LAS BURLAS

LA CENA DEL ELEFANTE Y DEL RATÓN.

Ésta es la historia de Teo y Tito, un elefante y un ratón que eran muy buenos amigos. Sí, exactamente como lo escucharon; en una época, los ratones y los elefantes jugaban y se divertían juntos, hasta que un día ocurrió lo que les voy a contar.


Una mañana, Teo el elefante, se sintió muy aburrido y pensó que podía hacerle una broma a su amigo Tito. Lo llamó por teléfono y lo invitó a cenar.
El ratón aceptó gustoso y le pidió que le cocinara una exquisita tarta de queso.
Al banquete estuvieron invitados, también, un mono, un león y la jirafa Carola
El elefante puso en la mesa unos platos enormes y empezó a servir la comida. Para el león, un bife de costilla; para el mono, un panqueque de banana; para la jirafa, una ezquisita ensalada verde y para Tito, la tarta de queso que habia pedido.
Todos comenzaron a comer y estaban tan entusiasmados que no se dieron cuenta de que el ratón no pudo probar bocado.
-¿Qué te pasa, Tito? ¿No te gusta la comida?- le preguntó el elefante riéndose.
-Sí, ¡me encanta! - le respondió-, pero el plato es tan hondo que tengo miedo de caerme adentro y después no poder salir.
-¡Jajaja! Entonces el día que crezcas podés venir otra vez -se burló.
Los demás animalitos, al escucharlo, se imaginaron al ratón nadando en una tarta de queso y empezaron a reirse a carcajadas.
Esa noche, Tito se fue muy triste, por un lado porque se quedó sin cenar y, por otro, porque su amigo lo había ofendido.
A la mañana siguiente, todavía muy enojado, el ratón decidió que le devolvería la broma e invitó a cenar a su casa al elefante y al resto de los animales.
Cuando todos llegaron, sirvió la mesa y la comida. Un bife para el león, un panqueque para el mono, la ensalada de Carola y una tarta de maní para el elefante, pero esta vez el plato era tan chiquito que cada vez que Teo trataba de comer el bocado, se le quedaba pegado a la trompa.
-¿Qué te pasa, Teo? ¿No te gusta la comida?- preguntó irónico el ratón.
-Sí, ¡me encanta!- le respondió-, pero el plato es muy pequeño para mi enorme trompa.
-¡Claro! Debe ser muy difícil comer con esa aspiradora- le respondió Tito.
Los demás animales, al escucharlos, empezaron a reírse acarcajadas.
Teo, al darse cuenta de lo que ocurría, se enojó tanto que nunca más volvió a hablarle a Tito, y hasta el día de hoy no volvieron a dirigirse la palabra.
Desde entonces, los elefantes y los ratones dejaron de disfrutar de una hermosa amistad y siguen enojados por esas tontas burlas.

1 comentario: